BAJA AUTOESTIMA, RIESGO AUMENTADO


Angustia, ansiedad, tristeza, depresión, aburrimiento, vacío, baja autoestima o un gran dolor. Las adicciones tienen el tupé de presentarse como paliativos para todos estos “males”.
Paliativo: se dice de lo que mitiga, suaviza o atenúa.
En realidad, por perniciosas, vienen a agregar un problema más a la vida del afectado.
Vale decir, que si no se atraviesan esos difíciles momentos de la vida -que no por desagradables son menos vitales- de modo de salir enriquecido y fortalecido de esas experiencias, aumenta el riesgo de caer en una adicción, quedar aferrado a ella y, para colmo, sin resolver los “males” de base.
Van ejemplos: la pérdida de un ser querido, sume a la persona en un dolor profundo y sentimientos varios, todos desagradables e inevitables. Un joven al que nada le divierte, una persona que perdió su trabajo, alguien que no se siente querido por su pareja o sufrió una gran decepción amorosa, un accidente, una enfermedad crónica, una quiebra. Hechos inesperados e indeseados se ven acompañados de una sensación de vacío e incertidumbre, de emociones que pueden parecer intolerables y de una disminución de la autoestima. Son momentos de gran vulnerabilidad que pueden llevar al inicio de hábitos nocivos para la salud. Comida, alcohol, tabaco, drogas, juego compulsivo, etc. que se constituyen en violencias primero hacia si mismos y luego hacia otros.
La autoestima en cambio, se apoya sobre la superación de situaciones difíciles y del logro de objetivos primero soñados y luego realizados. La antítesis de la elevación de la autoestima personal es una adicción. Algo que más bien aplasta lo vital y trastoca la interacción. Y peor aún, logra anularlos.
Publicado en www.geocities.com/cuidar_se (1999-2009)

Prevenir es cuidar_se

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